Una celebración de la armonía que emerge de la tensión entre lo estructurado y lo orgánico, lo predecible y lo espontáneo.
La obra se compone de una serie de formas geométricas y texturas que se entrelazan en un baile de sombras y luz. Los tonos tierra, que evocan la naturaleza y lo terrenal, se contrastan con líneas negras definidas que aportan una sensación de claridad y dirección. La interacción de estos elementos crea una narrativa visual que es tanto un mapa de nuestras interacciones humanas como una representación de la arquitectura interna de nuestros pensamientos.