El resultado de predicar doctrinas totalitarias es que lleva a los pueblos libres a confundir lo que es peligroso de lo que no lo es.
George Orwell.
Actualmente, vivimos la “era de la información” donde las redes sociales nos premian con recursos baratos como likes, seguidores, horas de visualización, etc., lo que convierte en sencillo y atractivo dar nuestra invaluable opinión sin antes meditarla o tan siquiera pensarla un poco.
Por regla general las personas creemos decir lo que pensamos, por lo que nos sentimos con una validez real para decir lo que sea que transcurra por nuestra mente, pero...
¿Sabemos PENSAR?
¿Acaso alguna vez nos lo hemos preguntado?
La respuesta realmente honesta puede ser brutalmente dolorosa; ya que indicaría que todo lo que hemos dicho en aras de decir lo que pensamos es una completa mentira y pasa a transformarse en un simple y cotidiano hablar sin pensar.
El hablar sin pensar se caracteriza por ser completamente innecesario para los demás y para nosotros mismos; carece de amabilidad y empatía disfrazando nuestra crueldad con honestidad y en algunas ocasiones ni siquiera se observan los hechos sino meras opiniones.
Pensar es difícil, mucho en realidad, saber hacerlo implica tomar cada idea y una a una ponerla contra otra, debatirla, cuestionarla, identificar el porqué es válida o no; verla con objetividad, contemplarla de manera independiente a nuestras emociones, confrontarla con la realidad, y hasta entonces y solo entonces podremos tomar una decisión sensata acerca de si debemos verbalizarla o no.
Los filtros socráticos son un excelente ejemplo para esto:
VERDAD: ¿Estás seguro de que lo que dirás es cierto?
BONDAD: ¿Vas a decir algo con gentileza o estás gobernado por emociones negativas?
UTILIDAD: ¿Es útil o necesario decirlo?
Siendo finos en el arte de pensar es mucho más probable que lleguemos a conclusiones que aporten tanto a nuestras vidas como a las de los demás y eso es justo lo que se necesita en un mundo donde nos han hecho creer que para sobrevivir debemos comernos unos a otros imponiendo nuestras formas; dividiéndonos en bandos opuestos donde el odio impera sin remordimientos ni restricciones.
LA POLARIZACIÓN ES NUESTRA PEOR ENEMIGA.
B.pola
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